- La denuncia de acoso visual debe ser aceptada o es excesiva.
La violencia de género es un grave problema de muy difícil
solución. Todos los gobiernos ponen cada vez más medios para
evitarlo, pero no se consigue reducir su número, año tras año.
¿Por qué? Simplemente porque cuando surge el momento extremo del
paso del amor al odio, esa delgadísima línea es el salto a que la
razón deje de existir. Se hagan leyes duras o se apliquen castigos
enormes, la enajenación del que utiliza estas deleznables armas para
ejercer su “verdad”, utilizando la violencia que le impide pensar
en las leyes y castigos, por tanto no teme la represalia.
Ahora bien, de
esa oscura e irracional locura a lo que se plantea de denunciar el
acoso visual, considerándolo un modo de violencia de género, hay un
enorme abismo.
Nadie tiene
derecho a faltar al respeto a un semejante. Que tenemos un deber de
evitar la falta de este respeto con educación y asi evitaremos que
esto termine en lo peor. También es verdad que se empieza con
pequeños detalles que degeneran en situaciones más complejas, y por
tanto más dañinas, primero psicológicas después físicas y en
tristes ocasiones mortales, pero considerar una mirada como acoso
visual y de aquí a violencia de género….
No termino de
entender que es el acoso visual. ¿Dónde está el límite de la
victima a considerar una mirada como acoso? ¿Cómo se debe castigar
este acoso? ¿Todo el que mira a alguien por mas tiempo del normal es
un voyeur molesto? ¿Mirar insistentemente a alguien puede
desencadenar algo maligno después? ¿No será que la supuesta
victima tiene algún complejo o prejuicio que puede distorisionar la
percepción de la intención de las miradas?
La violencia de
género se suele producir en los entornos de parejas en activo o
concluidas, pero que tuvieron una relación afectiva alguna vez, y
como he dicho antes, por motivos varios da pasado a odio entre los
dos, exteriorizando en ocasiones este estado mental en violencia.
Pero el acoso
visual no lo termino de entender. Mas grave me parecería una
tradición muy española como el piropo, que al fin y al cabo tiene
mucho de machista y de acosador. Seria más razonable asociarlo a la
violencia de género, por lo explicito de lo verbal, pero interpretar
lo que unos ojos quieren expresar. Mirar insistentemente a una mujer,
mas allá de que ella se sienta violenta, no la autoriza a
interpretar que significa esa mirada. Si no hay gestos o palabras que
puedan demostrar que es acoso, la prohibición de mirar a alguien es
insólito. No siempre la mirada a una cosa que se considera bella,
es maligna, y ponemos una línea muy fina para castigar a un
inocente, dejando a criterio de la supuesta victima el valorar la
intención del observador.
Supongo que queda
evidente que me parece exagerado considerar violencia de género al
acoso visual.
Colaboración LMC
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